Me encontraba en Atenas por la noche, yo había dejado la habitación, pero no sabía si quedarme otra noche más, de hecho, mis mochilas estaban en el Hostel. Empecé a ver los horarios de autobuses y trenes, para ver si había algo que me hiciera decidirme. Vi uno que me podía interesar, era un tren que salía a las 12 de la noche, y llega a Kalambaka a las 5:30 de la mañana. Kalambaka era uno de los destinos que tenía en mente. Ok me dije, “vámonos esta noche”. El tren salía en dos horas”, ya no tenía tiempo para couchsurfing, por lo menos miré los hostels donde podía quedarme. Vi dos interesantes por precio, y fue el nombre el que me hizo decidirme, “El Greco” (cómo saben importante pintor griego, que vivió en Creta 26 años (donde nació), Italia 10 y la mayor parte de su vida en España, 37 años, concrétamente en Toledo, donde además falleció). No tenía mucho más tiempo para mirar más cosas. Vi la dirección, hice una foto al mapa y Salí corriendo hacia la estación, (todo lo que me permitían las tres mochilas y un extra que le acoplé a la grande).
El viaje en tren fue tranquilo, tan tranquilo que me quedé dormido con el mp3 encendido. Cuando el tren llegó a la estación, ¡pufffff!, me dio una pereza levantarme de mi asiento calentito, miré por la ventana y noté por primera vez el frio en Grecia, la imagen era la de una noche no muy clara, con algo de nieblilla, luego miré el reloj, y sí, eran las cinco de la mañana. Me puse las mochilas y salí del tren. Mis primeras impresiones eran acertadas, hacía bastante frio, mucho frio. Me costó sacar las manos del bolsillo del pantalón para mirar el mapa en el teléfono. Me alejé de la estación y busqué el Hostel, la imagen del mapa no era clara y me dije, “voy a tener que preguntar”, ¿pero a quién?, son las cinco de la mañana. La estación o apeadero, se había vaciado enseguida.
Mi sorpresa fue cuando llegué al centro, la imagen no se parecía mucho a la que vi en Atenas, la imagen no era la de un país en crisis, la imagen no era la pesimista catastrofista de algunos atenienses, (como comenté en el artículo de “Los primeros días en Atenas”, hay que tener en cuenta que más del 50% de la población griega está en la capital). Vi mucho pequeño comercio funcionando a las cinco de la mañana, preparándose para la hora de la apertura. Los olores característicos de cada comercio cuando pasaba delante de ellos era muy agradable, panaderías, pastelerías, bares, etc. Llamo a uno de ellos para ver si me podían abrir un momento para preguntar sobre la localización del Hostel. Se acerca una mujer sonriente y agradable, abre la puerta y yo con mi supergriego la saludo, “καλημέρα kaliméra” y ahí se quedó todo, mi griego no daba para mucho más. Lo que si constaté fue su amabilidad y la de su compañera, dejaron todo las dos para atenderme, ¿qué tal?, ¿de dónde eres?, ¿qué haces por aquí?, etc. El Hostel no lo conocían, les enseño el mapa, y tampoco era muy claro para ellas, salimos del comercio y vamos a otro de un conocido, también muy amable, dice que no lo conoce, pero se pone a buscar por internet. Por fin lo localiza y me dice que queda muy cerca. Estupendo, nos despedimos todos, les doy de nuevo las gracias y me marcho. Con todo esto son ya las seis de la mañana. Me acerco al Hostel y cúal es mi sorpresa es que estaba cerrado. Había un cartel que decía claramente que hasta las ocho no me atenderían. Me fui hacer hora a un sitio donde estuviera resguardado del frío.
Veo una terraza donde hay gente mayor esperando a que el banco abra, me voy con ellos a esperar, como muy resguardados no estábamos, abrí la mochila y me puse una sudadera, ya que iba en pantalón corto y camiseta. Estas personas también fueron realmente muy amables, había uno de ellos que habla un poco de inglés, y me hizo de interprete con los demás, pasamos dos horas estupendas, incluso nos hicimos alguna foto. Las ocho llegaron rápido, nos despedimos y me fui al Hostel de nuevo, diciéndome a mí mismo, que ahora después de todo este tiempo, no tenía que haber camas libres. Aunque en temporada baja no suele haber problemas. Efectivamente el Hostel no era muy grande, pero había camas de sobra.
fotografía con la gente mayor que estaban esperando a que abrieran el banco.
Muy agradables todos ellos, la espera se hizo muy corta
La ciudad de KakambaKa es preciosa, no por los edificios en sí, que no tienen nada de especial, sino por el paraje donde está ubicada. Es la población más cercana a los monasterios de Meteora, (que significa monasterios en el cielo). Me recuerda a otras ciudades españolas que he visitado hace poco, y otras que sé que existen.
En KalambaKa, realicé mi primera marcha nocturna, 17 km hasta Meteora, pensando que la zona de los monasterios iba a estar iluminada, como las formaciones rocosas que hay en la ciudad, no fue así, tenían cuatro luces que se perdían en la inmensidad, pero la marcha mereció la pena, con las linternas, una delante y otra detrás, para yo poder ver por dónde iba, y para que los coches que me pudieran ver a mí. También mereció la pena porque cuando llegué hasta arriba, resulta que los monjes estaban cantando, ese momento no me lo quita nadie, todo a oscuras menos uno de los monasterios, las voces de los monjes entonando distintas canciones religiosas que me venían del otro lado del abismo, impresionante. En ese momento si podía decir, Meteora, ¡Monasterios en el Cielo!
Disculpad por las fotos, pero tenía el sol de frente, no podía hacer mucho.
Impresionante Javi y que buena suerte que escucharas el canto de los monjes en ese paraje. Es precioso.
Claro que sí, fue una sensación indescriptible. Además que fue algo no esperado. Gracias a que me propuse hacer la marcha nocturna hasta el final.
Bonita historia, suena muy bien, fantásticas sensaciones. Has conseguido que lo viva. Enhorabuena amigo, disfruta el camino……….
Un fuerte abrazo con mucho cariño.
Muchas gracias, otro abrazo. Me tengo que poner al día con lo que llevo de viaje.
Son impresionantes Javi, imagino que de noche y sin luz debian ponerse los pelos de punta. Por cierto ponte ropa de abrigo que tenemos un monton de gripe por todos lados y sigue contando lo que vivas!!!
La verdad que sí, las sensaciones fueron indescriptibles, en el silencio de la noche, sólo se oía el cántico de los monjes. Es difícil describir con palabras lo que viví en aquel momento.
Si, por el frío no te preocupes, ya sabes que yo me abrigo, un besito.
Que bonito Javi. Gracias por las fotos.
Gracias a ti, un besito