Antes de empezar este viaje, (realmente, todavía estaba trabajando, no había decidido que iba a intentar dar la vuelta al mundo), era visitar “El Caminito del Rey” en Malaga. Aprovechando un viaje a Marruecos por Algeciras, (hasta aquí iba con mi coche, me dije, esta es la mía).
Aquí, aparte de lo espectacular del entorno, la pequeña anécdota fue la siguiente:
Yo paré el coche para adentrarme por un pequeño sendero 1 minuto, (me llamó la atención para una buena fotografía). Pero la cuestión fue que me emocioné y seguí avanzando. No llevaba agua, no llevaba nada, sólo la mochila de mi cámara. Pasaron las horas y me vi escalando por encima de la pasarela, (según la miras, por el lado derecho que es más accesible, por lo menos, a los que no nos dedicamos a esto). Conseguí llegar hasta la cima y poder mirar al otro lado de la montaña, impresionante, mereció la pena, (lo único que lo sufrieron fueron mis piernas y mis manos, ya que las rocas eran verdaderos cuchillos).
Ja, la subida fue fácil, pero me esperaba todavía la bajada, esta fue peor, ya que no tenía ningún tipo de seguridad (ni cuerdas, arneses, etc.). Tuve en muchas ocasiones que ir escurriéndome por la roca en posición casi vertical, en otros tramos, aprovechando las grietas, apoyaba la espalda en una cara, y las piernas en otra, e ir bajando hacia abajo. Y lo peor y más peligroso tener que ir saltando porque no tenía donde sujetarme. Hubo momentos que no fueron fáciles, sobre todo al no estar acompañado de profesionales y material, la falta de agua era lo de menos. Y lo gracioso de todo esto, es que sólo iba para un minuto.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!