Entre todos los viajes que hice, hubo uno, que destacó por la idea preconcebida que yo tenía en España, y por la idea totalmente diferente que me traje de allá (positiva). Estamos hablando de China, (aunque el viaje fue a Japón también, la referencia es a China). La idea con la que viajé, era la del inmigrante chino que tenemos en España, una persona aislada, callada, y muy poco extrovertida. Estos calificativos se le podían aplicar al 95% de toda la comunidad china en España. Esto hoy día está cambiando, sobre todo en los hijos de esta primera generación que llegó (se puede hablar incluso de tercera, ya que llegaba la familia entera, también con los abuelos).
Partiendo de la idea de que China es un país de contrastes, ha experimentado un crecimiento muy rápido. Cuando esto ocurre, nos encontramos que no todos los sectores, o departamentos cuando hablamos de una empresa, pueden crecer o adaptarse a la misma velocidad. Si a esto le añadimos, que estamos hablando de una población de más o menos de 1.373.490.000 habitantes, es muy difícil que todos ellos aumenten de manera tan notable su poder adquisitivo. Cuando se produce un crecimiento como el de China, la diferencias entre distintos sectores de la población aumenta.
Mi experiencia personal me demostró que podía ver gente muy pobre, o por lo menos en apariencia, (no hay que fiarse siempre de las apariencias), y al lado bloques de oficinas nuevos de alturas considerables (en Asia es todo a lo bestia). Podía ver como se observa en la fotografía, (me encanta esta foto), al agricultor, que vive con lo mínimo, (no ha entrado en la política del consumismo), y a la chica que se iba por la noche de copas.
Volviendo al principio, sobre el cambio que experimentó mi percepción del pueblo chino. Yo vi una sociedad muy distinta a la que me esperaba, vi gente alegre, gente que salía a la calle por la noche, la gente joven de discotecas hasta el día siguiente , que por cierto, en muchas ocasiones con rasgos totalmente occidentalizados, no parecían orientales. Una sociedad muy abierta, con sus peculiaridades como es normal, pero muy abierta. Eso sí, cuando sales de lo que son las grandes ciudades, los contrastes son mayores. En definitiva, otra gran experiencia, muy positiva.
En estas imágenes vemos el carácter totalmente diferente al que estamos acostumbrados en España del inmigrante chino
Las últimas 10 fotografías son de Tokio
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